incoherencias caseras

Qué semanita. Vamos por el martes y tengo la agenda tan saturada que daría para quince días más. Por si fuera poco, el invierno ha decidido llegar por fin como los de antes, castellano viejo y correoso. Ayer tarde granizaba en mi balcón y hoy las trazas no son mucho mejores.

Menos mal que entre una cosa y otra me espera en casita una cantidad ingente de sopas de ajo. Aprendí a hacerlas hace poco, os diré que me salen de cine, y si llego a saber que era tan fácil no me hubiese pasado los últimos diez años persiguiéndolas de bar en bar. Además, en el último viaje a Segovia con blueyes compré unas tazas de barro ad hoc y la cosa ya parece de profesional.

Y también me espera una calefacción de gas natural como dios manda. Qué maravilla. Anda que no pasaba frío yo ni nada en aquel apartamento pequeño en el que todo era eléctrico y el agua caliente duraba lo que media ducha escasa.

Una vez salí con un chico que era calefactor, y ganaba una pasta. Por cierto, un amigo suyo, que había sido marinero en el Gran Sol, tenía una foca que lo acompañaba a todas partes, como un perrito.

Justo al lado de donde vivían, en el instituto de la villa, había un perro callejero todo espeluxado que se llamaba Lunes. Lo habían bautizado así porque apareció un lunes, nadie sabe de dónde. En los recreos las niñas compartían con él sus donuts y Lunes las acompañaba a casa al salir, cada día.

Nunca me ha gustado que me acompañen a casa, me parece un acto de sobreprotección y no me gusta que me protejan. Al menos no por sistema. Eso está bien para las lechugas de invernadero, que crecen hermosas y desproporcionadas, y nunca han de salir al mundo real más que para servir de ensalada.

Es muy difícil encontrar una lechuga que sepa a algo. Últimamente sólo me quedan las que cosecha mi madre, que salen todas a la vez en junio y te pasas un mes de atracones y luego en blanco hasta el año siguiente.

Bueno, también las de un hotelito rural que hay en Sanxenxo, que descubrimos una vez por casualidad, porque no quedaban plazas en ningún hotel decente de las Rías Baixas. Y las ponen con unos huevos fritos con patatas que quitan el sentío.

Desde hace mucho me niego a comprar huevos que no sean de gallinas criadas en libertad. Son sólo un poquito más caros, pero se nota la diferencia. Os recomiendo los de Pazo de Vilañe, aunque he leído que sus yemas son tan limpias porque los animalitos no conocen gallo, y no sé si será cierto.

Lo hago porque no hay vida más terrible que la de una gallina ponedora enjaulada, y no quiero contribuir. Es sólo una pequeña aportación, para ser coherente me falta mucho, claro.

Hablando de incoherencias. Si habéis llegado hasta aquí, perdonad el desbarre. Me voy a la ducha y os dejo a una extraña pareja, para compensar. Que no hay nada más ilógico en la vida que el amor.

11 Respuestas a “incoherencias caseras

  1. Me encanta como encadenas tus incoherencias. Ah! mira diferencia contigo…no me gustan las sopas de ajo, lo siento, pero no me dicen nada. Quizá porque eran las preferidas de un tío mío que las devoraba y yo a él ni a su recuerdo lo trago….pero esa es otra historia
    En cuanto a lo de acompañar hasta la puerta de casa depende ¿no Ana? Primero de quien te acompañe; Segundo de si quien te acompaña tiene la intención de subir o marchar y si tu quieres que suba o marche ¿no?
    En cualquier caso si alguien quiere permanecer un rato más a tu lado, y su excusa es acompañarte a casa….me parece un motivo más que suficiente. Besitos.

  2. Me encanta como encadenas tus incoherencias. Ah! mira diferencia contigo…no me gustan las sopas de ajo, lo siento, pero no me dicen nada. Quizá porque eran las preferidas de un tío mío que las devoraba y yo a él ni a su recuerdo lo trago….pero esa es otra historia
    En cuanto a lo de acompañar hasta la puerta de casa depende ¿no Ana? Primero de quien te acompañe; Segundo de si quien te acompaña tiene la intención de subir o marchar y si tu quieres que suba o marche ¿no?
    En cualquier caso si alguien quiere permanecer un rato más a tu lado, y su excusa es acompañarte a casa….me parece un motivo más que suficiente. Besitos.

  3. Jajajajaja. Me ha encantado oye. Bueno, menos lo de los huevos. No tengo otra cosa mejor que hacer que ponerme a buscar por la puta Getafe huevos de gallinas criadas en libertad. Es que suena hasta gracioso xDD.

    Un besote, my amore!!

  4. Ainsssssss esta Ana que quisquillosa es. A mí ciertos alimentos como los huevos o las lechugas precisamente me saben igual ya vengan de Coín, Toledo o de Sebastopol. Bueno, coincido con Winnie en que a mí tampoco me gustan las sopas de ajo.

    Me encantan tus incoherencias, besotes.

  5. a mí sí que me gusta que me acompañen hasta el portal y si puede ser escaleras arriba y un poco más… claro que no he probado lo que es estar con un calefactor porque su pasta ganaría pero no llego a imaginar lo que sería estar a su lado en las fríos días castellanos que relatas… desgraciadamente las lechugas y los huevos me gustan de cualquier manera… por mal que pueda sonar. en fin, que me noto incoherente, o será inconexo… un besote

  6. jajajaja, qué cachonda!!!! Estoy con Blueyes en lo de los huevos jajajaja yo esto de los huevos me lo apunto en mi lista de incongruencias varias(que es larga!!).

    El otro día sin ir más lejos, estoy en una tienda y veo un chalequito la mar de mono, de piel (con pelos, me refiero), me lo pruebo (me veo mona, mona) y pregunto: ¿es de piel de verdad? y me dice ella: «Sí, claro» y le espeto yo «Pues entonces no lo quiero». Hubiera jurado que los zapatos que llevaba eran puro plástico ante cualquier tribunal!!!! jajajaja Yo qué sé, me da grima llevar encima pelos de animales… Por cierto, lo más curioso es que la tía, como para animarme a comprar me recontesta: «Pero es de conejo» jajajajaja en fins, decidí que era el momento de dar por zanjado nuestro diálogo, pero no jodas que no era para preguntar que si los conejos eran «menos animales» que los hurones o las chinchillas, por ejemplo!!!

  7. 😀 😀 😀
    joder, cómo sois, a ver si voy a coger complejo de rarita…

    a más de uno os voy a tener que invitar a una comida casero-ecológica made in ana a base de huevos de corral, patata gallega y lechuga que sabe, para que veáis de qué hablo

    pero, jo, para una cosa que digo en serio 😀
    lo de las gallinas es verdad, pobriñas, no me seáis frívolosssssss

    y ya sé que me explico fatal y más a esas horas: of course que me encannnnnta que me acompañen a casa según quiénnnnnn
    y que subaaaaaaa
    me refería a eso de acompañar por acompañar, en plan caballero

    ay, de verdad, cuando tenéis el día…
    🙂
    me voy a tomar una sopa de ajo a ver si me despejo 😛

    besitossss

  8. jjajajajaaaa te das cuenta de que tienes una horda de fieles seguidores que te leemos diariamente y le sacamos puntita a cada lapicero tuyo, eh???? jjajajajaaa te quejarás…
    Besos y a ver con qué nos sorprendes mañana…

  9. Me encantan tus «incoherencias» no me pierdo ni una de ellas ,aunque no deje comentario,poco a poco me iré animando , por cierto te doy la razón con lo de los huevos, de las sopas de ajo, paso,casi que mejor un buen caldito.Besos

  10. jjajajaaj, me parto con lo culinarios que sois todos; a mí me encanta cocinar (cocina creativa, con tiempo, a mi aire y para alguien, claro, que sólo para mí me desmotivo) ¡a este paso lo chulo sería hacer un día una jornada gastronómica de blogueros en la que cada uno aporte alguna de sus creaciones estrella… Mola la idea ¿eh?
    bssss

  11. Ita, me parece la idea más genial que he oído en mucho tiempo! mola muchísimo!

    Y Pili, que sepas que me hace mucha ilu verte por aquí, de verdad

    a todos muchos besosssssss

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